Semillero de investigación, Departamento de Ciencia PolÃtica
Historia del conflicto armado
El departamento del Chocó ha sido uno de los más golpeados por el conflicto armado en Colombia. La falta de presencia estatal y los altos índices de pobreza le permitieron a los grupos al margen de la ley posicionarse en la región, produciendo así el incremento de actividades ilegales como la minería o la siembra de coca. El Chocó es una zona de influencia importante para estos grupos, ya que cuenta con salida tanto al Océano Pacifico como al Atlántico, además de tener frontera con Panamá, facilitando así las rutas del narcotráfico. Sumado a esto, la red fluvial del Atrato es clave para el movimiento de armas y droga hacia las salidas al mar (Semana Nación, 2017). Gracias a esto, ha existido una disputa histórica entre las FARC, los paramilitares, el ELN y otros grupos por el control del territorio. Los enfrentamientos entre estos grupos han llevado a grandes tragedias como la ocurrida en Bojaya en 2002, donde murieron 92 civiles por un ataque de las FARC en medio de su lucha contra los paramilitares. Incluso con las alertas tempranas de la Defensoría del Pueblo y la Procuraduría, el Estado falló en su acompañamiento, mostrando así el abandono que sufre la región por parte de la institucionalidad (Rutas del Conflicto, s.f).
Desde el Acuerdo de la Habana y la posterior salida de las FARC de su zona de influencia, siendo estos el grupo con mayor fuerza en la región, otros grupos al margen de la ley están llegando al territorio antes que el Estado. Para entender esto, se van a comparar tres mapas: Presencia de las FARC antes del Acuerdo, presencia actual del ELN y presencia del Clan del Golfo.
Mapa 1, Fundación Pares (2015)
Mapa 1, Fundación Pares (2018)
Mapa 1, Fundación Pares (2018)
Como se puede observar en el Mapa 1, las FARC tenían el control de toda la zona de los actuales municipios PDET. Aunque el ELN y el Clan del Golfo tenían presencia en los municipios sureños del departamento, el poder no tenía comparación con el ahora grupo desmovilizado. Al dejar sus zonas de influencia, se esperaba la llegada del Estado. Sin embargo, ocurrió todo lo contrario, especialmente en las zonas norteñas del Chocó. Como muestran los mapas 2 y 3, los municipios en rojo son los nuevos lugares donde tanto el ELN como el Clan del Golfo están aumentando su presencia. En ambos se pueden apreciar los municipios del norte del Chocó que abandonaron las FARC. El final de la guerra con los grupos ilegales todavía no parece cercano para este departamento.
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Lo anterior se puede ver reflejado en las noticias de la región. Como informaba El Espectador (2017), el ELN y las Autodefensas Gaitanistas de Colombia AGC han tenido varios enfrentamientos por el control del Río Atrato. En esta situación no solo se han dado masacres, también se ha bloqueado la movilidad de los habitantes y restringido sus actividades económicas. Por ejemplo, el Frente Che Guevara del ELN notificó que habría un paro de la explotación maderera, lo cual afecta a las cientos de familias que viven de esta actividad. Esto también ocurre para los pescaderos por manos de las AGC, quienes les han prohibido realizar la pesca en el Río Atrato por la necesidad de este para el tráfico de cocaína y armas hacia la salida al mar. Sumado a esto, los enfrentamientos entre el ELN y el Clan del Golfo también afectan a la población. Hace unos meses al menos 5.000 indígenas quedaron atrapados en sus resguardos por las zonas rurales de Bojayá, Juradó, el Carmen del Darién y Bahía Solano, en medio de las ofensivas militares de ambos grupos. Así, la esperanza de paz disminuye en el departamento (Carvajal, 2018).
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Esta problemática de seguridad se vio –y probablemente se verá- reflejado en las elecciones. 3 de los municipios PDET presentaban riesgo extremo de violencia durante las elecciones legislativas, 5 presentaban un riesgo alto y 4 presentaban un riesgo medio (MOE, 2018). Uno de los municipios que presentaba un riesgo extremo es Carmen del Darién, lugar donde este año ya se dieron enfrentamientos entre el ELN y el Clan del Golfo, lo que ayuda a confirmar una teoría de repetición para este año. Más preocupante aún es que municipios como Bojaya, que no se encontraban dentro del índice de riesgo de violencia, están sufriendo de nuevo estos enfrentamientos. Sin duda alguna el conflicto armado es una situación muy vigente dentro de las poblaciones PDET de Chocó.