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Historia del conflicto armado

Una particularidad del departamento es la gran cantidad de grupos armados que se han formado aprovechando el aislamiento de la región, las pocas vías de acceso, la ruralidad excluida y la baja presencia del Estado, que han convertido al Catatumbo en una zona atractiva para grupos armados al margen de la ley. En el departamento convergen el ELN, EPL, Clan del Golfo y los Rastrojos. El ELN y EPL son grupos armados de ideología marxista-leninista que compiten por el control del territorio y las rutas de narcotráfico en la región. El Clan del Golfo es un grupo paramilitar, anteriormente conocido como las Autodefensas Gaitanistas de Colombia, se cataloga actualmente como una BACRIM y coordinan las actividades de narcotráfico, extorsión, secuestro y contrabando de gasolina en la frontera colombo-venezolana.

 

Los roces que han tenido los grupos armados en la región por la disputa territorial han desencadenado repetidos fenómenos de violencia afectando directamente a los campesinos de la región, por lo que Catatumbo presenta uno de los índices de violencia más altos del país. En Tibú la tasa de asesinatos fue de 187 por cada 100.000 habitantes, las confrontaciones entre ELN y EPL convirtieron en 2018 a Norte de Santander en el departamento con más desplazamientos forzados y con altos niveles de violencia. Los operativos de la fuerza pública en el departamento debilitaron los comandos guerrilleros del EPL, dejando una guerrilla de jóvenes campesinos sin liderazgo político. Los nuevos comandantes  rompieron los acuerdos de control territorial y asignación de corredores estratégicos de narcotráfico con el ELN y se disputan el control del territorio por la vía de las armas, generando nuevos ciclos de violencia. A enero de 2019 sumaban 26 los líderes sociales asesinados en el departamento, cinco de los cuales eran miembros de la Asociación Campesina del Catatumbo. Los asesinados usualmente pertenecen a juntas de acción comunal y son líderes de sustitución de cultivos. La mayoría de los asesinatos han tenido lugar en Tibú, El Tarra y Teorama

 

Si bien, el país ha experimentado una reducción de la violencia luego de la firma del proceso de Paz en la Habana, la violencia ha crecido focalizadamente en algunas regiones del país. Los diarios nacionales registraron una reducción del 97% de los soldados heridos en el hospital militar (El tiempo, 2017). Sin embargo, la cifra alude directamente a los heridos en combate y no da luces sobre los índices de violencia en las regiones donde se viene construyendo el postconflicto. Precisamente, las estadísticas nacionales evidencian que la violencia en los municipios PDET ha crecido debido a la creciente ola de asesinatos a los líderes sociales en regiones sensibles a  discusiones de sustitución de cultivos y restitución de tierras. Lo anterior, debería encender las alarmas al gobierno central, ya que si no se gestionan esfuerzos en ocupar el territorio dejado por las FARC, los ciclos de violencia se repetirán con otros actores que buscan absorber los beneficios económicos provenientes de las actividades ilícitas y se disipará los beneficios potenciales que podría traer el PDET entorno a lograr incorporar en la institucionalidad a las regiones históricamente excluidas.

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Fuente: La Opinión, Cúcuta 2016

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Elaboración: Fundación Paz & Reconciliación. Fuente: Estadísticas Delictivas, Policía Nacional. Los datos comprenden los períodosde 01 de enero a 30 de septiembre de cada uno de los años.

Los municipios PDET, dos años después de firmado el acuerdo de paz han experimentado una escalada en los índices de violencia, con un crecimiento del 25% en los homicidios.

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